Esta claro que hemos calculado regular el tiempo. Claro que a ello se anhaden los no-del-todo-imprevisibles retrasos... El caso es que para esta parte de Cachemira nos han quedado dos dias enteros, mientras que entre ir y llegar se nos van otros dos... Y no nos da tiempo a hacer una de las cosas (supongo) mas interesantes que se pueden hacer aqui: una excursion a las montanhas, el comienzo de los Himalaya, el K2... Quedara para otra ocasion.
Han sido dos dias totalmente diferentes. Ayer en Srinagar nos sentimos como turistas, hoy en Parihaspora, como exploradores.
Srinagar, la capital de verano de Cachemira (la de invierno es Jammu) se caracteriza por estar situada al pie de los Himalayas y tener en el centro un enorme lago de agua lisa como un espejo. Ahora que esta mas tranquila que hace una temporada, vuelve a ser un centro de turismo, sobre todo indio. Lo tipico es que los visitantes se alojen en un houseboat, que son barcazas de madera que funcionan como pensiones y suelen tener bonitos porches de madera labrada. Se llega a ellas en shikara, que es como una canoa casi plana con un solo remo. Estos dias coincide que hay una yatra, peregrinacion hindu a un templo que hay en un monte que domina la ciudad, de modo que la ciudad esta hasta los topes.
Ayer. Diana a las 5, a las 5:30 nos viene a buscar una shikara para llevarnos al mercado flotante de verduras y flores, que es un espectaculo bastante curioso, pues en pleno lago se junta un monton de canoas cargadas, algunas hasta lo inverosimil, de verduras, algunas desconocidas para nosotros, o de flores, semillas y otras cosas. Lo curioso es que, o yo no me di cuenta, o alli nadie compraba ni vendia, los tipos daban vueltas en sus canoas abriendose paso con habilidad increible entre las demas, mientras unos cuantos turistas sonholientos miran aquello sin mucha fascinacion. Nosotros eramos los unicos forasteros en una canoa normal, los demas iban en una especie de gondolas con tejado, donde uno puede recostarse y moverse sin temor a volcar, tapaditos con mantas. Habian pagado al menos cien rupias por ello, es decir, diez veces mas que nosotros. El espectaculo fue curioso, pero me esperaba mas colorido y movimiento. La luz gris del amanecer no me ayudaba mucho a la hora de hacer fotos.
Volvemos al houseboat a desayunar y hacer el equipaje, dispuestos a buscarnos un alojamiento mas barato (una vez cumplido el capricho del houseboat) y que no nos obligue a depender de las shikaras. Ya estamos saliendo por la puerta cuando el duenho nos convence para quedarnos. Su argumento: mil rubias por tres noches, cuando su hermano pretendia cobrarnos setecientas por una.
Otra shikara. Vamos a la estacion de buses a comprar los billetes de vuelta a Jammu, luego a la oficina de turismo y, seguidamente, a contratar una autorriksha, con la mediacion de diez personas que se reunen a nuestro alrededor, incluido un policia de ojos azules. Si, los cachemiros son famosos por tener la piel mas blanca que en el resto del pais y los ojos de un extranho azul acuoso que a veces ni parece humano. Por 550 rubias el rikshero acepta llevarnos todo el dia. Primero, por una cuesta que se hace eterna, al templo hindu donde tiene lugar la yatra, la peregrinacion. Cerca de la cumbre, el atasco es tan solido que ni la agil riksha consigue abrirse paso. Llegamos a pie. Como corresponde a Cachemira, las medidas de seguridad son severas. O eso parece. No se puede entrar con moviles ni camaras. Un militar altisimo, y mas para ser indio (aunque parece que aqui mandan a los mas grandes), me hace subirme a dos piedras para cachearme (supongo que a fin de no tener que agacharse diez mil veces al dia), me pregunta que llevo en la mochila, me saca el movil del bolsito que llevo a la cintura, me dice que se lo deje a nuestro guia y se queda atonito cuando le digo que no tenemos guia, me manda a la garita donde cachean a las mujeres y nos permiten a Ania y a mi dejar el movil alli, yo sonrio a diestro y siniestro y nadie se acuerda ya de mi mochilon, asi que entro con el, subimos como trescientos escalones empinados, hacemos cola como los aborigenes, subimos mas escaleras, esta vez bien estrechitas, pasamos por un arco, tocamos una campana, entramos en un cuartito en cuyo centro hay un dios con guirnaldas, billetes, ofrendas en forma de caramelos, giramos en torno a el, salimos, bajamos y nos vamos, huyendo de nuestros admiradores, que no paran de preguntarnos "where from you?", uno me ofrece "I want to make friendship with you", o algo parecido que le hago repetir porque no doy credito a mis oidos.
Seguimos el recorrido turistico: unos jardines bastante poco interesantes, otros mas grandes y bonitos, pero llenos de turistas indios que no nos dejan ni respirar, en un momento en el que yo me paro a hacer fotos a una chica que, haciendo playback, esta rodando una pelicula o un videoclip, a Ania la asedian, se escapa, la pierdo de vista, se enfada conmigo, mientras otros me vienen a rogar que me haga fotos con ellos, pero el sol me ciega tanto que no puedo abrir los ojos al menos en cinco minutos, no se las fotos que habran hecho.
Vamos a comer con el rikshero, Ania se emparanoia con la comida, no sabe que elegir y al final se mosquea y decide no comer nada. Yo me como un arroz con patatas y una verdura que parece grelos. Seguimos la ruta hacia el otro lado del lago, atajando por baches espolvoreados de carretera. Por el camino, el rikshero recoge a un chaval que viene del cole, lo dejamos como un quilometro mas adelante, el ninho se baja sin decir palabra. Llegamos a una elegante mezquita blanca, con su cupula y sus torres, y cientos de palomas grises en el atrio. Tenemos que entrar por separado. El interior, sobriisimo. Me siento un momento en la alfombra que cubre el suelo, intento respirar un poco de atmosfera, pero no me conmueve demasiado.
Seguimos adelante. Otra mezquita, Jama Masjid, la mas antigua. Esta, de ladrillo, con una fuente en el patio. Un chico, al enterarse de que soy de Espanha, me pide que vaya con el a sentarme bajo un arbol para hablar de Toledo, Cordoba y los musulmanes en Espanha. Pero no voy a dejar a Ania sola, asi que lo dejo para mas tarde, Ania sale a ver el bazar de al lado, pero el chico ya no esta. En cambio, un senhor mayor la mar de simpatico me empieza a explicar un monton de cosas sobre la construccion del mihrab (el altar-pulpito de la mezquita), los nombres de Ala, la convivencia de las religiones y lenguas, los horarios de los rezos, el canto del muecin... Me invita a presenciar la ceremonia que esta a punto de empezar y me asegura que no pasa nada porque haga fotos, asi que voy a buscar a Ania y entramos, dejando pagada ya la riksha. Nunca habiamos visto una "misa" musulmana, me resulto curiosa (cada persona ocupa una alfombrita, los hombres se ponen en fila delante, las mujeres al fondo, el que oficia apenas habla, no hay sermon ni nada, todo sucede en silencio y concentracion, a veces una palabra o formula hace que todos se arrodillen ensenhandome las plantas de sus pies, se prostren, se levanten como resortes o se doblen por la mitad como en una postura de yoga).
Al salir aun nos espera el rikshero. Debemos de haberle caido bien, porque decide ensenharnos un par de sitios mas que le gustan a el y sin cobrarnos nada. Gracias a eso tenemos la oportunidad de ver un poquito del casco antiguo, que, si no, nos habriamos quedado sin conocer.
De vuelta a la zona del bulevar (asi se llama la calle que bordea el lago), intento grabar mis tarjetas de memoria en deuvedes, cosa que resulta complicadisima, aunque no imposible; luego, a un locutorio, a llamar a un tipo que dice ser politico y que hemos conocido en el bus el dia anterior y ha prometido ensenharnos cosas, pero no podemos llamarlos desde nuestros moviles porque, por lo visto, el ejercito emite no se que senhales que no permiten que los moviles de otras partes funcionen en Cachemira (ni, por lo visto, en Assam, otra region con militancia separatista que, casualmente, tambien vamos a visitar). Despues vamos a internet, Ania no quiere estar mucho rato y baja a ver tiendas, mientras esperamos que llegue el politico. Cuando ya los dos estan aqui, me levanto para pagar y en ese momento un apreton incontenible me obliga a preguntar urgentemente por el banho. Tengo que bajar corriendo unas empinadas escaleras metalicas, bajo las cuales se halla el banho. No encuentro la luz. Subo otra vez corriendo a preguntar, pero es que simplemente no hay. Bajo, cierro como puedo y tengo que iluminarme con el movil durante toda la operacion, aunque igual hubiera sido mejor no ver aquello. Hubiera preferido que el banho fuera "Indian style" en vez de "Western style", porque es mas facil aguantar diez minutos en la postura de la gallina que en la del esquiador. Entre el calor, el dolor y el esfuerzo, vuelvo palido y sudado, pero mucho mas ligero. Que por que cuento estas cosas? Porque forman parte de la India.
El politico nos quiere llevar para un lado y para otro, pero nosotros queremos hacer otras cosas, el tipo no para de hacer preguntas y dar ordenes, hasta que nos hartamos de el y nos libramos como podemos. Se va ofendido.
Es ya tarde. Ania esta muerta de hambre, no ha comido practicamente nada en todo el dia, pero es imposible encontrar nada que la satisfaga. Recorremos todo el bulevar esquivando grupos de turistas o peregrinos que bloquean la acera, insistentes vendedorse de chales y artesania, y shikareros pesados y timadores. Por fin Ania se compra un pastelito. En varios muelles nos piden cien rupias por llevarnos hasta nuestro houseboat. Al final, regateando en hindi, conseguimos una shikara por quince, aunque Ania hubiera preferido la de al lado, donde un indio joven le ponia ojitos tiernos. Al llegar al Good Faith, nos esta esperando en el porche el duenho, en pijama. Son las once y media de la noche, el suele acostarse a las diez. Tiene que cerrar la puerta. Yo estoy agotado. Ha sido un dia largo, muy turistico, un tanto pesado, me recuerda el viaje por Rajasthan de hace dos anhos, y encima Ania esta super borde. Hemos visto muchos militares, muchos musulmanes por la calle, muchos hindus en los templos y las primeras carnicerias en mucho tiempo. Me da la sensacion de que, aparte de sus ojos azules y su piel relativamente clara, los cachemiros se caracterizan por sonreir menos que otros indios y ser mas desconfiados, quiza a causa del conflicto de las ultimas decadas.
Hoy. Dormimos un poco mas, nos levantamos antes de las nueve, yo sigo mal de la barriga, pero se me va pasando. Queremos ir a ver las ruinas de un templo budista que hay en Parihaspora. El camino resulta una odisea. Primero, la shikara hasta el bulevar. Despues, la riksha (ferozmente regateada) hasta la estacion central de autobuses, que esta lejillos. Alli, la busqueda de un Tata Somu, o Sumo, o algo asi, que no sabemos muy bien lo que es. Ante la estacion, una fila de jeeps blancos, marca Tata (de ahi el nombre) caza a sus pasajeros voceando el nombre. Cuando se llenan, arrancan. A Baramulla, hacia donde tenemos que ir, van varios. Nos quieren cobrar mas de lo que nos han dicho, mientras regateamos se va juntando publico hasta que nos encontramos acorralados por mas de quince personas, al final nos subimos al unico que cede un poco, pero despues de media hora solo hay un cliente mas, faltan como cinco asientos por llenar, asi que nos bajamos, enseguida encontramos otro y alla vamos.
El Tata Somu nos deja en un cruce. Desde alli, entre arrozales, sube una carreterilla. Vamos andando despacio, la gente de las casas nos mira desde detras de las vallas, algunos apenas contestan a nuestros saludos, una familia nos posa para las fotos y, por gestos, nos quiere invitar a comer algo, tres hombres que siembran arroz y lo limpian de malas hierbas nos hacen senhas para que vayamos a ver como trabajan, hay que hacer equilibrios por los montoncitos de tierra que separan las parcelas anegadas de las que sobresalen racimos de largas hojitas verdes. Acuclillados y fumando pipa de agua, se rien de mi al ver como hago el funambulista con la camara en la mano.
Tres quilometros cuesta arriba a pleno sol, parando cada dos por tres a hacer fotos, se hacen largos. Un sikh barbudo y turbantudo en un cochecito rojo nos ofrece llevarnos, aceptamos, pero resulta que ya estamos al lado. Las ruinas del templo son realmente ruinas, montones de piedras de las que apenas se puede descifrar nada, sobre las que revolotean abubillas y entre las que reptan serpientes, segun afirman unos estudiantes que vienen a compartir la noticia con nosotros. El sikh, que se llama Indi, es abierto y majisimo, tiene una mirada dulce y una sonrisa alegre y sincera, conversamos un monton, resulta que de sikh solo tiene la pinta, en realidad es bahaita, no entiendo mucho como uno puede no ser sikh y aguantar toda la vida con el turbante, sin cortarse el pelo ni la barba. Nos baja, nos lleva hasta casa de su hermana, vemos la escuela donde esta trabaja, conocemos a la familia. Indi nos cuenta que su mujer murio hace dos anhos y pico y entonces el vendio la casa y el negocio que tenia y se dedica a viajar por India. Nos trae de vuelta a Srinagar, nos lleva a cenar, quiere invitarnos, pero no le dejamos y, al despedirse de nosotros, nos regala sendas pulseras e insiste en que no perdamos el contacto, porque esta seguro de que volveremos a la India.
Como digo, han sido dos dias totalmente diferentes. El segundo, mucho mas de mi estilo que el primero, aunque no siempre es facil escapar a las trampas del turismo cuando uno viaja. Es una lastima no haber podido ir a las montanhas. De Srinagar tambien me quedan cosas por ver. Y dar un paseo en shikara por el Dal Lake al anochecer.
Manhana tiramos hacia Jammu, de ahi el plan es volver a Chandigarh y, ya con Nawaz, el amigo de Ania, a Delhi y, de ahi, 28 horas (en teoria, en la practica seguro que se acercan mas a las 40 que a las 30) hasta Guwahati, la capital de Assam, de donde es el. Ese es el plan, aunque estoy empezando a dudar de si es tambien mi plan, a pesar de tener comprados ya casi todos los billetes, porque cada vez me cansa mas la companhia. Elegir un companhero para semejante viaje no es tan facil. He analizado la cuestion varias veces y de verdad considero que no soy yo quien crea la tension. Aun no se que es lo que piensa ella.
jueves, 25 de junio de 2009
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2 comentarios:
Me gusta tu 2º día de viaje, más que el primero.
Menos turístico.
¿y le pedísteis el número, dirección o algo a Indi? Cómo si no vais a mantener el contacto?
¿Ania sigue poco receptiva?
Lo bueno (y malo) de estas cosas es que conoces a la gente más profundamente, ya que estás expuesto a un montón de situaciones en las que ni de coña te ves envuelto a menos que vayas a India.
Corrígeme si me equivoco, pero quizás lo que te molesta es que le cueste adaptarse a las situaciones y entornos nuevos?
Y aún así... ¿nohabía estado ya en la India?
Como bien dijo Asterix... "estos Polacos están locos" je, je...
(si hay alguno leyendo estas líneas, sepa que es una broma amistosa)
:)
No sé si sigues manteniendo vivo el blog o si lo revisas. Sólo decirte que yo también conocí el año pasado a Indi y mantenemos el contacto. Si quieres saludarle puedo darte sus datos. Saludos.
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