lunes, 15 de junio de 2009

Indiamente

Pues, igual me equivoco, pero creo que este viaje, antes incluso de empezar, está planteándose de manera muy india... No sé si hace falta explicar lo que quiero decir, pero ahora no tengo tiempo para hacerlo.

El mundo está lleno de lugares interesantes por explorar. Hace tiempo me propuse como criterio de elección, ir allá donde conozca gente, ya que, puestos a elegir, qué mejor que tener un guía local. Por eso, aunque no sólo, decidí volver este año a la India. En primer lugar, porque allí está Paco, un chaval majísimo, dando clase de español. En segundo, porque la otra vez me volví con un sabor de boca agridulce tirando a agrio y, teniendo en cuenta la cantidad de gente que habla maravillas de sus viajes por ese país, me gustaría cambiar mi impresión.

De modo que me compré el billete y bosquejé mi plan de viaje: parte solo, cosa que me apetecía como desafío, y parte con Paco. Pero al poco tiempo a Paco lo cambiaron de destino y lo mandaron al sur, a la vez que Ania, una compañera mía de capoeira se apuntaba al viaje. Acepté su compañía por varias razones: ya había estado en la India (de modo que no se asustaría) y se declaraba fascinada por el país (con lo que me podría presentar otra visión y, tal vez, contagiar un poco de entusiasmo), conoce a gente en varias ciudades (así que la cuestión del alojamiento podría facilitarse) y, sobre todo, me parece una persona súper positiva (cosa que seguro que me sienta bien). Como veis, un montón de razones totalmente egoístas.

Pero el hombre (y que nadie me venga con reclamaciones, espero que se entienda la acepción de la palabra) propone y Zeus dispone...

Primero, cuando ella quiso comprar el mismo billete que yo, para viajar juntos, ya no quedaban o habían subido un montón de precio, así que tuvo que pillárselo para dos días antes. Después, trece días antes de mi fecha de viaje, en un entrenamiento me esguincé un tobillo... y yo, cuando hago algo, lo hago bien... de modo que mi viaje quedaba en entredicho... pero ayer conseguí empezar a andar ya sin muletas y hoy he hecho la mochila con el menor peso posible, así que espero que todo vaya bien. Y, para colmo, día y medio antes del vuelo de Ania, el tipo con el que habíamos quedado para que nos diera cobijo durante las primeras noches en Delhi, se escaqueó elegantemente, de modo que tuve que ponerme a buscar a la desesperada (bueno, tampoco era cuestión de vida o muerte, pero es que los hoteluchos de Delhi son la antítesis de lo acogedor), recurrí a la web Couch Surfing y enseguida varias personas nos ofrecieron alojamiento.

Parece que las cosas van por donde quieren, pero van...

Ya tengo ganas de enfrentarme (hm, siento que aquí debería usar otra palabra) a la India por segunda vez. Creo que va a ser diferente. De momento, el plan es diferente, queremos evitar los lugares turísticos y viajar sin prisa por "tachar cosas de la lista".

Va siendo hora de cortar, que en cinco horas tengo que estar en pie para coger el avión...

2 comentarios:

mmelekk dijo...

¡¡Qué guay!! Pues yo también siento que vuelvo a la India. Seguro que nos cuentas cosas bien interesantes otra vez :))) Suerte con esa pezuña y con el viaje.

Un besito

KaZe dijo...

Yo creo que el estado anímico puede condicionar un viaje, y darte resultados completamente distintos:
agridulce como la otra vez, o satisfactorio como parece que se plantea ahora.

Te seguimos desde aquí!
No hagas mucho el indio! jojo