El otro dia, en el autobus que nos llevaba de Srinagar a Jammu, me hizo mucha gracia ver, en la mampara que separaba al conductor de los pasajeros, un letrerito que rezaba: "Learn to travel, travel to learn". La verdad es que en India he visto un monton de maximas de este tipo, incluso en la carretera (tipo: "life is short, why make it shorter?"), cuya ingenua sencillez me obliga a sonreir. Pero la del autobus venia muy al caso y me dio que pensar.
Primero, "learn to travel". Porque, ?es que sabemos viajar? ?Viajar es algo evidente? ?Requiere una tecnica? ?Es aprendible? ?Hay diferentes modos de hacerlo? Afirmo que si, que hay diferentes modos, y esto esta relacionado con la segunda parte, que es la que mas me interesa ahora mismo.
Entonces: "travel to learn". ?Se aprende viajando? Quiero decir: ?es esto posible y, en caso afirmativo, es frecuente? ?Viajar, de por si, ensenha? Hm...
Recomiendo la lectura del articulo "Viajar no sirve para nada", de mi admirado amigo Miguel Salas. Es un fantastico punto de partida para la polemica. Me gusta mucho la forma de escribir y de argumentar de Miguel y no puedo sino estar de acuerdo con la mayoria de lo que dice. Pero hay matices y salvedades.
La primera vez que estuve en la India, aun queriendo evitarlo, fui basicamente turista. Esta segunda vez me considero mas viajero, incluso explorador, aun sabiendo que entre ambos extremos existe un continuum de proporciones y que, en el mundo actual, es dificil ser explorador al 100%.
Para no entrar ahora en discusiones (interesantisimas, pero demasiado largas para mi proposito), empezare por afirmar mi tesis. Tal vez no siempre viajar ensenhe, pero viajando se puede aprender, y mucho.
Alguien como yo llega a la India y, por mucho que haya leido o visto sobre ella, sufre un choque a diversos niveles. Entre las reacciones posibles a semejante choque caben la fascinacion ("que colores hay en la India!", "que rasgos tan bonitos tienen!", "hala, que pasada el Taj Mahal!") y el asombro ("no sabia que uno pudiera sudar tanto") o el rechazo ("cuanta suciedad", "cuanta pobreza", "mira como conducen", "no tienen aceras como Zeus manda"), etc. La primera opcion es siempre mas agradable que la segunda y mas facilmente aplicable a las cosas perceptibles mediante los sentidos, a todo lo que consideramos pintoresco, mientras que la segunda, que podriamos resumir como "estan locos estos romanos", atanhe a las realidades idiosincrasicas de la otra cultura, que nuestro razonamiento no consigue comprender. Sin embargo, ambas son reacciones de extranhamiento, de distanciamiento. Hablamos en tercera persona, separando el "ellos" del "nosotros" o del "yo". Establecemos una contraposicion, yo no formo parte de esto, lo que ellos hacen es raro, lo mio (al menos inconscientemente) es mas logico y, por lo tanto, mejor. Estan locos estos indios.
Quien se enfrente de tal manera a la cultura "ajena", poco lograra aprender, como mucho algun que otro dato estadistico o alguna curiosidad o anecdota para contar a sus conocidos a la vuelta del viaje exotico. No siempre es facil escapar a este tipo de juicios, porque, a diferencia de los ninhos pequenhos, nuestra valoracion del mundo viene condicionada por todo nuestro bagaje cultural.
No siempre es facil, pero (al menos en una medida satisfactoria) se puede salir de esa categorizacion. Hay que estar lo suficientemente abierto para intentar comprender las cosas desde dentro y, especialmente en un lugar como la India, no filtrarlo todo por el intelecto, dejarse llevar por la corriente y, en la medida de lo posible, convertirse en uno de "ellos", para ampliar nuestro "nosotros". Al fin y al cabo todos somos seres humanos.
Por eso el punto de partida de este segundo viaje era totalmente diferente al del primero. Queriamos evitar el circuito turistico, pasar mas tiempo en los sitios (esto en concreto se podria mejorar todavia, pero hay tantas posibilidades que cuesta renunciar), relacionarnos con los indios, dando preferencia a los lugares donde tenemos algun contacto indio, prescindir de las comodidades a cambio de vivir la realidad de los habitantes, y no la de los turistas... Y creo que lo estamos consiguiendo, al menos en tanto se puede conseguir en un viaje de tres semanas.
Hemos venido aqui abiertos, deseosos de conocer. Y estamos conociendo. Nos hemos topado ya con bastantes personas dispuestas a aclararnos cosas incluso sin que se lo hayamos preguntado. Curiosamente, casi todos son sikhs: Tejinder, el que conocimos en el Golden Temple de Amritsar; Indi, con el que pasamos un dia en los alrededores de Srinagar; el pariente de Kevin que me ha soltado la parrafada filosofica esta tarde... Pero tambien otra gente como Devesh, nuestro fantastico anfitrion en Delhi, al que conocimos mediante Couch Surfing. Muchos de ellos, ademas, exhiben una gran voluntad de aprender y una admirable consciencia de las diferencias y la unidad, algo que va mucho mas alla de la tolerancia (palabra que no me gusta, pues para mi significa "tolerar lo de los otros, aunque no me guste", es decir, de nuevo la separacion, aunque sea sin violencia).
Pero hay mas. Un viaje como este te arroja de cabeza a contextos inesperados, te obliga a desenvolverte en situaciones en las que nunca antes habias estado, te ves a ti mismo funcionando en funcion de otros parametros, reaccionando a estimulos nuevos, abandonando rutinas de toda la vida, hay cosas que tienes que aprender desde cero, como un ninho, cosas que tienes que aceptar sin mas, como un ninho. Si, durante un viaje asi te vuelves otra vez un ninho, redescubres la curiosidad, el placer de aprender. Sobre todo, de aprender sobre ti mismo.
Si el viaje, encima, es a la India, descubres cosas como que la curiosidad es algo natural, que la sonrisa es gratuita y constituye un medio de comunicacion infalible... o que la mejor manera de disfrutar es no esperar nada concreto y dejarse llevar por lo que venga... Verdades simples, pero verdaderas.
Aunque tal vez el momento mas importante del viaje sea la vuelta. Cuando llegas al lugar en el que vives, cuando vuelves a tu vida diaria y la ves con otros ojos, ojos dispuestos a sorprenderse, a admirar. Cuando, desde la distancia, te percatas de que tu vida es esa, pero podria ser otra, ni mejor ni peor, simplemente diferente. De que, por eso mismo, de nada vale sonhar con "lo que podria ser si...".
(Me acabo de dar cuenta de que hace tiempo trate ya este tema en otro espacio. Aunque el estilo y el punto de vista de aquel texto no son identicos a los de este diario, el contenido esta muy relacionado, de modo que considero procedente copiar a continuacion la cita mas significativa: A veces me pregunto si el sentido real de los viajes no será el viaje de vuelta. Cuando uno se va, desconecta de la realidad a la que pertenece. Todo, bonito o feo, bueno o malo, mejor o peor, es diferente y lo absorbemos con los sentidos bien alerta. Es a la vuelta cuando uno, si mantiene los ojos igual de abiertos, confronta la que hasta entonces había sido su realidad cotidiana desde una perspectiva nueva. Es a la vuelta cuando uno puede ser realmente sensible a lo que le rodea, ya sea para criticarlo, ya para apreciarlo o, simplemente, para percibirlo de forma consciente. Desde que me di cuenta de ello no sólo me gusta irme de viaje, sino también volver a este lugar que cada vez considero más mío. Y, paralelamente, mis viajes no son ya una huida.)
domingo, 28 de junio de 2009
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